Hace mucho que no hacía pasta pero me apetecía algo especial, así que decidí prepararla con curry, un sabor no muy habitual en este tipo de platos, y ya puestos utilicé el queso mascarpone que me había sobrado de un postre, tampoco es el que suele utilizarse con la pasta.
Con una pizca de jengibre y picante como complemento, conseguí el aire asiático que buscaba, resultó una mezcla de ingredientes y sabores muy acertada, quedó muy sabrosa.
Empezar por cocer la pasta en agua con sal siguiendo las instrucciones del paquete, cuando esté lista ponerla escurrir y utilizar ese mismo agua para cocer las espinacas, reservar un par de cucharadas del agua de cocción.
Picar los ajos y pochar a fuego medio/bajo con un chorro de aceite de oliva, añadir el queso mascarpone, el yogur, el bacon cortado en tiras finas y las dos cucharadas de agua de cocción, remover y cocinar hasta que el queso se deshaga un poco.
Salpimentar y añadir las especias, el zumo de medio limón y un poco de queso parmesano, poner las espinacas bien escurridas y mezclar, cocinar un par de minutos a fuego bajo.
Por último agregar la pasta, remover para que se impregne bien de la salsa, tapar y dejar reposar unos minutos con el fuego apagado.
Emplatar y espolvorear por encima queso parmesano y ralladura de cáscara de limón, el toque cítrico del jengibre y el limón le va fenomenal a esta pasta.
Si se usan espinacas frescas no es necesario cocerlas, incorporarlas a la olla directamente y se cocinarán mientras acabamos la receta.