En caso de que las tortas sean frescas debemos trocearlas teniendo en cuenta que necesitaremos aproximadamente 100 gramos por comensal.
En una sartén con bastante profundidad, o en una sartén típica que se usa de forma tradicional, ponemos un par de ajos a dorar y cuando se hayan dorado los retiramos.
Limpiamos y troceamos las setas y las freimos en ese aceite, una vez fritas las reservamos ya que no las añadiremos hasta más tarde.
Una vez listas las setas freimos los trozos de pollo a fuego medio para que se frian muy bien ya que cuanto mejor fritos estén, más sabrosos saldrán los gazpachos.
Mientras se frie el pollo, pelamos el tomate y lo trituramos con una cucharada de azúcar. Una vez frito el pollo, añadimos el tomate dejandolo a fuego lento para que se vaya friendo; una vez se haya frito el tomate, añadimos un chorrito de vino blanco y dejándolo a fuego lento un par de minutos.
En cuando se haya rebajado, lo cubrimos con agua hasta que tape el pollo por completo y dejamos que se cueza a punto de ebullición durante unos 45 minutos, fijándonos que no se quede sin caldo.
Pasados estos 10 escasos minutos tendremos listo este suculento plato. Sólo queda emplatar, tradicionalmente se pone una torta de gazpacho entera sobre la mesa y sobre ella se vierten los gazpachos cocinados, comiéndose ésta inclusive al final ya que se habrá reblandecido con el caldo excedente del guiso, pero en mi caso, al ser la torta de paquete se sirve en plato estando igualmente muy ricos.