Se dice de el que ha curado más vidas que la penicilina,y seguramente sea verdad.
Las dos próximas recetas son con cerdo, una al horno y otra a la plancha, como siempre fáciles y creo que muy atractivas.
En lo que se refiere a la gastronomía el cerdo es un animal fantástico, con multitud de variantes para disfrutar tanto en embutidos como en sus diferentes platos cocinados.
Las dos próximas recetas son con cerdo, una al horno y otra a la plancha, como siempre fáciles y creo que muy atractivas.
Cortamos el solomillo en rodajas de unos 2 dedos de grosor y salpimentamos. Cortamos los gajos de patata, picamos la cebolla en trocitos pequeños, y nos ponemos todos los ingredientes a mano.
Ponemos la sartén sin aceite a tope,y cuando esté muy caliente pasamos los trozos de sollomillo dos minutos por cada lado,consiguiendo así una costra por fuera pero casi crudo por dentro.
Los reservamos en plato mientras hacemos la salsa.
Esperamos cinco minutos que la sartén baje de temperatura, (para que no se queme la cebolla luego),ponemos el fuego suave y agregamos la mantequilla.
Con ayuda de la cuchara de madera vamos rascando el fondo para recuperar la costra del solomillo que se ha quedado pegada al hacerlo. Añadimos la cebolla picada, el chorrito de cognac y flambeamos.
Cuando la llama se apague es el momento de añadir las dos clases de pimientas, la nata liquida y remover todo bien.
Dejamos reducir a fuego suave, ponemos un puntito de sal y ya tenemos la salsa. Aprovechando el jugo de la carne y cocinando todo en la misma sartén.
Montamos el plato con el solomillo, la salsa a un lado y en este caso unas patatas que he frito en gajos gordos.Queda muy bien poner unos granos de pimienta enteros por encima de la salsa.