Se corta la cebolla a tiras, se filetea el ajo y se pochan juntos en aceite. Para la decoración del plato se reserva una parte pequeña de este sofrito.
Antes habremos puesto la berenjena con sal por ambos lados y la dejaremos unos 10 minutos antes de freírla.
Freímos la berenjena cortada a lo largo y de un grosor de medio centímetro, hasta que quede blanda y dorada.
En la nevera, durante 24 horas, habremos tenido en kashk en remojo. Con un tenedor lo troceamos y, con la ayuda de la batidora, y un poco de agua, lograremos una pasta espesa.
Ponemos en una cazuela las berenjenas, la cebolla, las nueces previamente picadas, la hierbabuena y un vaso de agua, y lo dejamos cocer todo durante una media hora.
Debe de quedar muy blando, para poder darle luego una textura de pasta con el tenedor.
Añadimos el kashk que ya tenemos preparado, y lo dejamos cocer unos cinco minutos más.
Con la cebolla y los ajos fritos que hemos reservado, unas hojas de hierbabuena y alguna nuez entera decoramos el plato.