A ver quien es el valiente que pronuncia el nombre del bizcocho...
El molde en el que lo hice no es el clásico para este postre. Tiene que ser de corona pero más redondeado. En cualquier caso para mí es suficiente. Es un postre de la Alsacia francesa. No estoy muy segura que este sea muy auténtico, pero está rico y es lo que cuenta.
En un cuenco, se bate la mantequilla con el azucar a punto de pomada. Se añaden las yemas una a una, batiendo bien tras cada adición
En un bol aparte, se tamiza la harina con la levadura y la sal. Con una cuchara metálica se incorpora de forma alternativa cucharadas de ingredientes secos y zumo de naranja en la pasata de mantequilla y azucar. Se añade el agua de azahar y la ralladura de naranja.
Se baten las claras a punto de nieve y se añaden en la pasta muy suavemente.
Se vierte la pasta en el molde y se deja en el horno a 180º durante 50/55 minutos o hasta que al insertar un pincho de cocina este salga limpio
En un cazo se lleva el zumo y el azucar moreno a ebullición y se deja 5 minutos hasta que azucar se haya disuelto y se haya formado un almibar.
Se saca el bizcocho del horno. Se deja reposar 10 minutos. Se agujerea toda la superficie y se pinta con la mitad del almibar. Se deja otros 10 minutos y se desmolda. Se pinta con el resto del almibar.
No voy a contar todos los altercados que tuve porque no quiero desanimar a nadie. El caso es que pensaba que se me había quedado crudo por arriba y bueno, pues no, no está malo del todo. En el corte parece que está algo seco, pero es cosa de la foto. En realidad está todo bien mojadito del almibar.