Montamos las claras de huevo a punto de nieve y reservamos. Mezclamos el resto de los ingredientes del relleno y batimos con la batidora hasta que se forme una crema ligera.
Agregamos las claras con movimientos envolventes, para evitar que se bajen. Forramos los moldes de las tartaletas con la masa de chocolate. A mí me llegó para cubrir cuatro moldes de 10 cms. de diámetro. Tambien se puede hacer en un molde grande si queremos.
Llenamos los moldes casi hasta el borde con la crema y metemos a horno precalentado a 170º durante unos 30 minutos o hasta que la crema haya cuajado.
Los dejamos enfriar y los decoramos a nuestro gusto. En este caso, a una le puse mandarina, otro lo cubrí con chocolate, otro lo espolvoreé con azúcar glas y el último con unas líneas de chocolate. Lo que sí podréis observar claramente, es que la decoración de postres no es mi fuerte.
Como me sobró bastante crema, llené unos ramequines que previamente embadurné con mantequilla. El resultado fueron unos soufflés que salieron del horno preciosos y bien altos y mientras cogía la cámara para inmortalizarlos, se fueron bajando hasta quedar con esta apariencia un pelín "chuchurría". Pero el sabor era delicioso.