Deliciosa y con gusto a monte gracias a las setas y el tomillo, muy fácil de preparar y con un sabor que os sorprenderá, ideal para acompañar carnes pero puede quedar bien con cualquier cosa, yo la he usado hasta para bocadillos con estupendos resultados, además la he aligerado por lo que se puede decir que es light.
Pelamos la cebolleta y el ajo y los troceamos junto con las setas, en una sartén con un chorrito de aove ponemos a pochar la cebolleta y cuando empiece a ablandarse ponemos el ajo y las setas, empezarán a soltar agüilla así que seguimos cocinando hasta que el líquido reduzca un poco.
Añadimos el resto de ingredientes, primero jengibre rallado, sal, nuez moscada, pimienta molida y tomillo, revolvemos bien y dejamos que se hagan durante un par de minutos, entonces agregamos la leche evaporada mezclamos y cuando veamos que empieza a espesar apagamos el fuego.
Volcamos el contenido de la satén en el vaso de la batidora y trituramos hasta obtener una salsa sin tropezones y bien ligada, si ha quedado demasiado espesa para vuestro gusto se puede añadir un chorrito de leche o agua.
Comer sano: esta salsa llevaba nata y algo de mantequilla para darle brillo y cremosidad, después de probarla la primera vez decidí sustituir las dos cosas por leche evaporada y aceite de oliva, y para mi gusto está incluso mejor, no solo por ser menos calórica, si no porque resulta menos pesada y enmascara menos el sabor de las setas.
Congelados y conservas: Siempre que se pueda utilizar setas frescas es mucho mejor, pero no desmerece nada si preparamos la salsa con setas congeladas o en conserva, igualmente a mí me encanta con setas de cardo, pero con un surtido variado o simplemente con champiñones también estará buenísima.