Cortamos los calabacines en rodajas, a mi no me gusta pelarlos si tienen la piel fina, eso sí, un buen lavado antes de cortarlos. Salpimentamos las rodajas. Colocamos encima de una rodaja un poco de queso en loncha, lo justo para que quede todo en el interior de la rodaja.
Encima del queso un poco de jamón. Tapamos con otra rodaja de calabacín. Hacemos una tempura con cerveza y harina, la cantidad de harina que tenemos que echar es hasta obtener una pasta, no muy líquida pero lo suficiente para poder sumergir los calabacines y que queden totalmente impregnado de la tempura.
Freímos en abundante aceite de oliva. Escurrimos sobre papel de cocina. A comer!!!!!!