Comenzamos limpiando bien los champiñones de su tierra, para ello podemos hacer dos cosas, cepillarlos con cuidado, o pelarlos, una opción muy cómoda que siempre los deja estupendos. Para esta receta no les quitamos el pie, cortándolos solo la parte rugosa, dejándolos como véis en la foto.
Batimos el huevo y pasamos por él los champis, a los que habremos añadido una pizca de sal, dándoles una vuelta para que se impregnen del huevo batido y faciliten el empanado.
Calentamos aceite de oliva en una sartén (para frituras, me encantan las clásicas, de esas negras con pintitas blancas) y cuando esté bien caliente, añadimos los champis por tandas, no más de 5 cada vez, colocando primero el sombrero que al ser más ancho agradece un poco más de tiempo en la sartén.
Damos la vuelta a los champis con la espumadera y en cuanto están dorados los sacamos a escurrir sobre un papel de cocina, para que absorba todo el aceite de fritura. Y a la mesa, que con una cervecita, son deliciosos. Si queréis también podéis añadir unas hierbas, tipo perejil antes del rebozado, o mezclado con él, obteniendo algo así. De muerte lenta!!!