Los champiñones son uno de mis ingredientes favoritos y esta receta es super fácil, así que hasta los cocinillas menos expertos se pueden poner manos a la obra.
Lo primero que hacemos es limpiar los champiñones. Se echa en una cazuela un buen chorro de aceite de oliva y se pone a calentar.
Se corta la cebolla y el ajo en trozos pequeños y se añade a la cazuela.
Cuando ya está la cebolla transparente se añaden los champiñones (yo prefiero añadir el jamón serrano más tarde, porque no me gusta muy frito, si a vosotros os gusta más frito añadirlo antes que los champiñones, ya que estos sueltan bastante agua).
Cuando los champiñones ya están un poco hechos se añade el jamón, se salan bien y se echa el perejil picado.
Finalmente, se añade el vaso de vino y se dejan un rato más para que se evapore el alcohol. El tiempo es orientativo, pero suelen tardar de 20 minutos a 30 en cocinarse bien.
A mi me gusta ponerlos a fuego medio-bajo y que se vayan haciendo poco a poco, aunque si tienes prisa lo puedes hacer de forma más rápida. Es un pincho muy socorrido que se puede hacer el día anterior cuando tienes invitados a comer y seguro que a todos les encantará.