Introducimos en la cubeta de la panificadora la leche, el agua, la levadura fresca y el azúcar y a continuación la harina y la sal. Activamos la panificadora en el programa de mezcla y levado, que dura aproximadamente una hora y media.
Volcamos la masa resultante en una superficie enharinada y trabajamos la masa con las manos de manera enérgica durante unos diez minutos.
Dividimos la masa en unos siete u ocho trozos y le damos una forma redonda u ovalada. Dejamos reposar en el interior del horno, previamente calentado un poco, durante unos 30 minutos.
A continuación, pintamos con la leche la superficie de los panes, espolvoreamos con harina normal tamizada los bollos y con ayuda del dedo pulgar hacemos un agujero en el centro de cada panecillo de un centímetro de profundidad.
Horneamos en la parte baja del horno a una temperatura de 200 grados durante unos 15-20 minutos. Cuando falten unos cinco minutos activamos el gratinador superior, para que tengan un color dorado. Dejamos que se enfríen en una rejilla.