Con un pelador fui quitándoles toda la piel. Una vez pelados los corté a rodajas de 1,5 cm. de grosor (aproximadamente). Las rodajas de los extremos las reservé para otra preparación, pues solo aproveché las que tenían semillas, que quedaran en aros. Para quitarle las pipas se hunden con los dedos y salen fácilmente.
Preparé unas cuerdas de fibra y las rodajas mas pequeñas las puse en una ventana en la que da el sol toda la tarde y las mas grandes en una baranda de terraza que da el sol todo el día. Las de la baranda como eran mas y pesaban mucho, las até a los lados y en dos partes mas, para que quedaran mas rectas y repartir el peso.
Con el calor que hace y el sitio tan soleado fueron suficientes 3 días para que secaran
Una vez secos los saqué de las cuerdas y los puse en botes de cristal.