Sazonar la carne con el orégano picado y la sal. Añadir el huevo y mezclar bien hasta que se haya integrado. Incorporar la mitad de los piñones troceados y volver a mezclar.
Dar forma a las albóndigas rebozándolas primero en los piñones y luego en harina. Marcarlas en aceite bien caliente hasta que hayan cogido un poco de color. Reservar. Colar el aceite y ponerlo de nuevo en la sartén donde pocharemos durante unos diez o doce minutos la cebolla picada.
Añadir el vino blanco y el vaso de agua. Meter las albóndigas en esa salsa junto con el membrillo troceado y cocinar unos 30 minutos. Trocear el queso en dados e incorporar a la sartén, removiendo para que no se agarre al fondo. A los cinco minutos apagar el fuego y retirar.