Los aguacates mini están de moda, cada vez es más fácil encontrarlos en los mercados y la verdad es que son perfectos para preparar un buen aperitivo.
Rellenos con la delicada y sorprendente mezcla de sabores de este tartar de bacalao y naranja, serán un bocado sano y exquisito que os hará relameros de gusto, y triunfar en cualquier cóctel o comida informal.
Partimos de un trozo de bacalao al punto de sal, da igual que lo hayáis desalado en casa o comprado ya preparado, lo dejamos escurrir y secamos todo lo posible con papel absorbente de cocina, un bacalao aguado puede arruinar el tartar, limpiamos de pieles y espinas y desmenuzamos con los dedos, no uséis picadora ni batidora porque no queremos un puré, si no pequeños trocitos de pescado que ponemos en un bol con un chorrito de zumo de naranja, para que se vayan macerando mientras preparamos el resto de ingredientes.
Cortamos pequeños dados de naranja sin piel ni cáscara, rallamos un poco de jengibre fresco, picamos unas hojas de hierbabuena y lo añadimos todo al bol, ahora aliñamos con la canela, vinagre de módena y un chorrito de aceite.
Mezclamos bien y probamos por si es necesario ponerle una pizca de sal, esto es muy importante porque a veces el bacalao, si se nos ha ido la mano con el desalado está realmente soso, tapamos y reservamos.
Mientras reposa la mezcla vamos a preparar los aguacates, los lavamos y cortamos por la mitad con cuidado de no romper las cáscaras, ya que vamos a usarlas como recipiente, retiramos los huesos y sacamos la carne con la ayuda de una cuchara.
Cortamos en trozos que acabaremos machacando con la ayuda de un tenedor y ponemos unas gotas de limón para evitar la oxidación, juntamos el contenido de los boles y rellenamos con esta mezcla las cáscaras de aguacate.