Cuando estuve este verano en Portugal uno de los platos que más me gusto fue el Bacalao a Brass, que es una especie de revuelto de este pescado con patatas y huevos. La verdad es que cuando lo hice en casa no me supo exactamente igual que cuando lo comí en una de las terrazas de La Ribera de Oporto, pero es un plato muy jugoso y nutritivo que no está nada mal.
Lo primero que hacemos es cortar la cebolla y el ajo en trocitos muy pequeños para que luego apenas se note a la hora de degustar el plato. Echamos un chorro de aceite en una sartén y ponemos a pochar la cebolla y el ajo.
Cuando ya está doradito, añadimos el bacalao desmigado o cortado en trozos pequeños. Fijaros bien en que el bacalao esté desalado, si no podéis hacerlo en casa, en la receta de Atascaburras ya os lo expliqué y es muy fácil. Debéis meter el pescado en agua y cambiársela cada ocho horas durante 48 horas, aunque las últimas 12 podéis echar en vez de agua leche y así el bacalao se desalará antes y quedará más blanco.
En un bol batimos los huevos y añadimos las patatas paja, una vez que hemos revuelto estos dos ingredientes añadimos los que están en la sartén. Los hemos tenido unos cinco minutos rehogándose, ya que si los dejamos más tiempo el bacalao quedaría muy seco. Ahora tenemos en el bol todos los ingredientes durante cinco minutos para que se vayan empapando con el huevo y los volvemos a añadir a la sartén en la que hemos echado otro chorrito de aceite (en este paso es cuando les añadimos la sal, aunque no siempre hace falta, ya que a veces con el salado del bacalao y las patatas es suficiente).
Los dejamos otros cinco minutos más, mientras le vamos dando vueltas con una cuchara de madera, espolvoreamos un poco de perejil y ya está listo para comer. Como es un revuelto, lo podéis dejar más o menos tiempo depende de lo cuajado que os guste el huevo. Espero que os haya gustado mi guiño al país vecino y que cocinéis esta receta.