En una sartén amplia, a fuego suave, se ponen diez cucharadas de aceite, el ajo y la cayena y, cuando los ajos comienzen a bailar se añaden las rodajas de patata bien estiradas en el fondo.
Cuando empiece a hervir se vierte el vino, y cuando vuelva a hervir, el agua caliente, la pastilla de caldo desmenuzada y una pizca de sal.
Se deja cocer suavemente hasta que las patatas estén tiernas y el alcohol del vino se evapore.
Cuando las patatas estén en su punto, echar las almejas previamente limpias y se dejan hacer.
Se retiran con una espumadera antes de que terminen de abrirse todas, manteniendo las patatas a fuego suave.
Se sazonan ligeramente los filetes de rosada, se pasan por un poco de harina y se fríen en una sartén caliente con las cinco cucharadas de aceite restantes. Se escurren, y se agregan a las patatas y se mantienen a fuego muy suave hasta que estén hechos.
Rápidamente se añaden las almejas, justo para que se mezclen con la salsa y termine de abrir si queda alguna, se espolvorea con perejil picado y se menea la cazuela para ligar el conjunto.
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