Se lava muy bien el calabacín porque vamos a hacerlos con la piel y todo. Se trocea en tiras finitas (cuánto más finitas, más crujientes quedarán). Se salan y se rebozan en harina. Se retira todo el sobrante de harina y lo freímos en abundante aceite de oliva virgen extra hasta que veamos que se empieza a poner dorado. Lo ponemos en un plato en el que habremos puesto una servilleta para quitar el exceso de aceite y listo!!! está rico, rico!!
Comentarios de los miembros:
Buenísimo!!