La masa madre la vamos a sacar de la nevera una hora antes de hacer la masa de arranque. Una vez atemperada, refrescamos con las cantidades que he indicado mezclando unos minutos y vamos a dejar unas 4 horas hasta que haya duplicado su tamaño, si queréis un sabor más intenso, se puede dejar toda la noche en la nevera hasta el día siguiente, si hacemos esto tenemos que sacarla una hora antes para poder mezclarla con la masa final.
Una vez tenemos la masa de arranque preparada vamos a ir añadiendo la masa de arranque al resto de ingredientes poco a poco y amasamos durante unos 12 a 15 minutos. Dejamos en un cuenco rociado con un poco de aceite y tapamos con un film. La fermentación será de unas 3 o 4 horas aproximadamente o hasta que haya doblado su volumen.
Sacamos del cuenco y podemos dividirlas en dos porciones iguales o hacer solo una pieza. Yo he elegido la última opción para poder estrenar mi banetton. Dejamos de nuevo fermentar hasta que haya doblado el volumen.
El horno lo hemos precalentado a 250 grados, un rato antes de hornear el pan colocamos una taza con agua caliente para que genere vapor. Introducimos la pieza de pan, rociamos las paredes del horno con agua, esta operación la hacemos 3 veces cada 30 segundos. Una vez que hemos realizado esto bajamos la temperatura a 230 grados y horneamos durante unos 30-35 minutos. Al sacar los panes los dejamos enfriar sobre una rejilla mínimo unos 45 minutos.