Precalentar el horno a 180º. Sacar la morcilla de la tripa y desmigarla. En este caso utilicé un morcilla típica de Valladolid que tiene pasas y piñones en su interior y es bastante picantita ... a mí me encanta.
Sofreír un poco en una sartén con un poquitín de aceite. Reservar. Pelar la manzana y cortarla en trocitos. Ponerla en la misma sartén, echar el azúcar por encima. Caramelizarla, a fuego lento, hasta que esté blandita.
Remover un poco, en un plato, la clara de huevo, sin batirla demasiado. Poner en otro plato los piñones. Ponerse un poco de aceite en las manos e ir cogiendo porciones de morcilla, hacer bolitas con ella, dejando un hueco en el medio.
Introducir en él un trocito de manzana. Cubrir bien con un poco más de la morcilla. Pasar las bolas primero por la clara de huevo y después dejarlas rodar por el plato de los piñones, apretando un poco para que se adhieran bien.
Colocarlas sobre una bandeja de horno e introducirlas en él durante más o menos 5 minutos o hasta que estén doradas. Servir enseguida presentándolas metidas en cápsulas de trufas...ya veréis qué buenísimas están.