Aunque a priori suene repulsivo, la sangre ha sido un ingrediente muy utilizado en la gastronomía de muchos países desde tiempos inmemoriales. En España es muy popular la sangre encebollada, pero sin duda la forma más habitual de consumirla es embutida. Efectivamente, estamos hablando de la morcilla.
Un ingrediente humilde que se vuelve sublime junto a unos buenos huevos fritos con puntillita. Una morcilla hecha con ingredientes de calidad es así; no necesita nada más que un buen trozo de pan para convertirse en un bocado divino.
Históricamente, la morcilla ha formado parte de ese acervo culinario vinculado a las clases más humildes que aprovechaban la sangre del cerdo que conseguían durante la matanza para abastecerse. Hoy día, este embutido se ha ganado un puesto merecido en las gastronomías más sofisticadas. El triestrellado Dabiz Muñoz se atreve con unas patatas a la importancia guisadas con morcilla de Burgos, Eneko Atxa (con 5 estrellas) decía en una entrevista al País Semanal: “Donde esté un buen huevo, una morcilla y un tocino bien guisado… sexo puro". El que sabe, sabe :D
Existen diversas calidades y variedades de morcilla en España, dependiendo de la zona. Por lo general, se hace con sangre de cerdo, cebolla, manteca y en algunas regiones se le añade calabaza, piñones, miga de pan, un poco de azúcar... o arroz, como la morcilla de Burgos donde este ingrediente tiene indicación geográfica protegida. Cada una tiene sus peculiaridades y hay comensales que la prefieren más picantes, otros con un ligero toque dulzón. En la variedad está el gusto.
A continuación os mostramos algunas ideas para que puedas usar la morcilla en tus tapas y platos. Haz clic en la foto para ver la receta completa ↓↓
<3 A ti por disfrutarlas :)