Las probamos por primera vez en la boda de una de mis sobrinas y nos parecieron deliciosas.
La mezcla del pollo con las setas en un bocado de croqueta es impresionante.
Además si las servimos en un plato de Santa Clara aún más vistosas ¿Verdad?
En una sartén antiadherente vertemos el aceite, de forma generosa que la pechuga absorberá la gran mayoría y así no quedará seca.
Picamos los ajos y la cebolla, que quede muy finos, sofreímos hasta que la cebolla esté transparente. Añadimos las setas muy picadas, cuando estén pochadas, añadimos la pechuga cocida y picada, seguimos cocinando.
Cuando lo anterior esté bien incorporado, añadimos la harina cucharada a cucharada, no añadimos la siguiente hasta que la anterior esté bien integrada, cocinamos la mezcla para que la harina no sepa a crudo y los sabores queden bien integrados.
Cuando esté bien sofrita la harina con el pollo y las setas, desmenuzamos las pastillas de caldo de pollo, damos unas vueltas y vamos añadiendo la leche a temperatura ambiente poco a poco sin dejar de mover la masa.
Dejamos la masa reposar de un día para otro en el frigorífico. Al día siguiente vamos dando forma a las croquetas, en este caso en bolitas, que vamos echando sobre el huevo batido y después pasamos por el crujiente pan cracker, esa mezcla suave del interior y rústico del exterior es perfecta.
Freímos en abundante aceite caliente pero no humeante y sacamos sobre papel absorbente, servimos. Podemos congelar justo antes de freírlas, quedarán igual de buenas y tenemos un aperitivo preparado y rápido.