Limpiamos los champiñones, y esto va a gustos, hay quien los limpia bajo el grifo, quien le quita la tierra con un cepillo hacerlo como queráis.
Los puristas no los sumergen en agua porque dicen que absorben el liquido y luego lo sueltan al cocinarlos, pero en fin si los secáis bien arreglado todo.
Los cortamos en laminas y reservamos. Picamos finamente los ajos y los ponemos en una sartén con una cucharaditas de aceite de oliva caliente, antes que se doren, incorporamos la guindilla picada y los champis
Los dejamos hacer sin tapar a fuego fuertecillo, no queremos que se cuezan, los queremos dorados por fuera y en su punto al dente por dentro.
Cuando los tengamos ya doraditos los apartamos del fuego.
Cocemos la pasta en abundante agua caliente con sal siguiendo las instrucciones del fabricante, suelen ser unos 8 ó 9 minutos.
Escurrimos la pasta una vez pasado el tiempo de cocción y añadimos a la sartén donde tenemos los champiñones, lo mezclamos todo para que se mezclen los sabores e incorporamos las hojitas de tomillo fresco. Listo