Ponedlas a cocer a fuego medio con la misma agua, añadiéndoles más hasta sobrepasarlas un dedo. Condimentad con una cabeza de ajos, dos hojas de laurel y 4 clavos de especia. Cuando empiecen a hervir, retirad la espuma que se vaya formando en la superficie. Pasados 10 minutos, parad la ebullición echándoles un dedo más de agua mineral fría. Bajad el fuego al mínimo, cuidando que el calor se reparta por igual en el fondo de la olla. Tapadlas y hacedlas hervir hasta que estén tiernas. El tiempo dependerá de lo nueva que sea la judía, puede oscilar entre 30 y 45 minutos o algo más.
Sazonadlas con sal, al terminar la cocción, teniendo en cuenta que las vais a tener que añadir al sofrito. Mientras en una cazuela haced un sofrito con la carne sazonada con sal y el beicon, dorad hasta que cojan color. El hechar de elegir beicon ahumado es porque me recuerda al sabor de los embutidos asturianos. Añadidle la cebolla cortada fina y hacedla hasta que adquiera un color dorado. Agregad el tomate, con tres cucharadas será suficiente.
Sofreídlo también hasta que todo vaya adquiriendo un color oscuro. Cuando veáis que el tomate está bien hecho, introducid la calabaza cortada a dados pequeños, dejadla sofreírse unos instantes, agregad una cucharada rasa de harina, removed para que la harina se tueste y añadidle un poco del agua de las verdinas. Dejadlo cocinar 10 minutos para que la calabaza se ablande. Echad a la cazuela las verdinas con una espumadera, añadidle el caldo que creáis conveniente.
Removedlas moviendo la cazuela en zigzag para que se junten todos los jugos. Sazonadlo si hiciera falta y dejadlas cocer por espacio de 10 minutos a fuego muy lento para que no se os rompan. Servidlas calientes. El hechar de haber mezclado verdinas con la calabaza ha sido por darle algo de frescor al plato y porque la textura de la calabaza es tan blanda como la de la verdina. Si se os ocurriera sustituir ésta por cualquier otra hortaliza o tubérculo, tenedlo en cuenta, pues los tiempos de cocción serían distintos.
Comentarios de los miembros:
Riquísimas. No hay palabras.