Calentar la leche y disolver en ella el azúcar. Poner en un bol y añadir el mascarpone y la nata.
Mezclar muy bien, tener un rato en frío y pasar a la heladora o a un recipiente que irá al congelador; en este caso lo pondremos a helar y cuando esté a medio helar lo sacamos, lo removemos bien o lo batimos para romper los cristales y volvemos al congelador.
Podemos hacer esto otra vez más y dejar hasta que esté helado. Servir acompañado de la salsa de frutas rojas como fresas, frambuesas, arándanos, grosellas o una mezcla de ellas y la mermelada o confitura de tomate.
Podríamos realizar una versión salada de esta combinación; helado de queso salado + tomate confitado para servir como un entrante o como un aperitivo.
Se puede emplear otro tipo de queso para obtener un helado de sabor más pronunciado, sobre todo si se hace en versión salada.