Desmenuzamos los bizcochos de soletilla o colocarlos enteros, y los mezclé con unas cucharaditas del jugo del bote de piña. Tiene que quedar unido pero algo seco, no poner mucha cantidad de jugo porque tiene que soportar toda la tarta. Cubrir muy bien un molde desmontable de hevilla. Meterlo en el congelador para que se endurezca.
Calentar unos segundos la mermelada en el micro para que sea más fácil trabajar con ella. Colocar una fina capa de mermelada encima de la base de bizcochos.
En un recipiente hondo colocamos la piña (reservar 5 rodajas), sin el jugo y la leche. Batimos hasta conseguir una especie de papilla. Reservamos.
Calentamos un vaso de agua (200 ml) al fuego. Apartamos y disolvemos dos sobres de gelatina. Cuando estén bien disueltos añadimos el jugo restante del bote de la piña y seguimos mezclando un poco más.
Añadimos a la papilla que teníamos reservada la gelatina disuelta. Volvemos a batir bien para que se mezcle bien la gelatina.
Verter en el molde encima de la mermelada, alisar bien con una espátula. Dejar en la nevera hasta que cuaje. Mejor de un día para otro.
Por la mañana del día de la celebración preparamos el adorno en este caso una capa de gelatina de piña. Calentamos 200 ml de zumo de piña. Apartamos y disolvemos bien el sobre de gelatina, reservamos unos minutos enfriándola en la nevera. Mientras vamos colocando las rodajas de piña por encima de la tarta y en mi caso puse "mikados" de chocolate troceados con el año que íbamos a entrar. Sacar la gelatina que se estaba entibiando en la nevera y con cuidado la vamos colocando por encima, que recubre muy bien la piña y toda la superficie. Volvemos a meter en el frigorífico hasta el momento de sacarla a la mesa que quitaremos el aro del molde.