En una cazuela añadimos 2 cucharadas de mantequilla y a fuego medio dejamos que se vaya derritiendo, cuando ya se ha derretido, añadimos un par de cucharadas de harina, mezclamos y cocinamos la harina unos 2 minutos. A continuación, añadimos un chorrito de leche y mezclamos sin parar de remover. Cuando vemos que ha espesado un poco, añadimos un buen chorro de leche y seguimos removiendo hasta que espese la bechamel. Añadimos una pizca de sal y el queso rallado, yo estoy utilizando un queso semicurado, pero vosotros podéis usar el queso que más os guste. Mezclamos para que se integre bien el queso.
Y cuando ya tenemos el espesor deseado vertemos la bechamel en un recipiente, la extendemos bien y le ponemos un papel film por encima. Dejamos que se atempere y después la metemos en la nevera hasta que esté bien fría, yo la voy a dejar toda la noche.
Cuando ya se ha enfríado la masa, la sacamos de la nevera y cortamos unas porciones de la masa. Y ahora cogemos las porciones y le damos la forma deseada, yo voy a darle forma redonda, para comerlas de un bocado. A continuación las pasamos por harina, después las pasamos por el huevo batido, que se empapen bien del huevo, y por último las pasamos por pan rallado. Repetiremos la operación hasta terminar con toda la masa.
Ahora ponemos una buena cantidad de aceite a calentar, yo estoy utilizando aceite de girasol, vosotros podéis utilizar el aceite que queráis. Cuando el aceite ha cogido temperatura añadimos las croquetas, no pongáis muchas croquetas a la vez, es mejor freírlas en varias tandas. Las vamos friendo a fuego medio hasta que cogan un color dorado. Después las sacamos a un plato con papel absorbente para que absorba el exceso de aceite. Y ya estarían listas para comer!!