Tenemos dos opciones, o hacer canelones, o hacer canapés. Si queréis hacer canapés, cortar rodajas de berenjena gruesas y sofreír en la sartén con un poco de aceite. En este caso es mejor que nos quede crujiente la berenjena, incluso se podría pasar por harina y freír.
Si lo que queréis son canelones, entonces, con la ayuda de la mandolina, o si sois unas máquinas con el cuchillo, conseguir láminas alargadas de berenjena. Hay que cortar ésta a lo largo, no en rodajas. Intentar que sean láminas muy finas. Pasar éstas por la sartén con un poco de aceite, vuelta y vuelta, hasta dorarlas un poco. En este caso es mejor que la berenjena quede blanda porque hay que enrollarla.
Para la salsa, poner en un vaso de batidora los palitos de mar, la nata, leche y una pizca de sal. Batir. Si nos queda muy espeso, añadir un poco más de leche, así hasta conseguir una salsa consistente.
Cortar el queso fresco en cuadritos. En una sartén, poner un poco de aceite, añadir el queso fresco, saltear unos segundos e incorporar un huevo, revolver como si se tratara de un huevo revuelto. Retirar a un plato. Salar.
Para presentarlo tenemos dos formas, o la de la foto, o la versión canapé. Para los canelones, poner un poco de revuelto en el extremo de la lámina de berenjena, incorporar un poco de salsa y enrollar.
Para los canapés, poner un montoncito de huevos revueltos en cada rodaja de berenjena y salsear procurando que no se desparrame. Decorar con perejil o con cebollino picado.