Comenzamos cortando la calabaza en cuadraditos y rehogandola a fuego lento en aceite de oliva.
Una vez tierna la pasamos por el pasapurés. Preparamos una bechamel ligerita con los ingredientes que nos quedan e incorporamos el puré de calabaza. Incorporamos un huevo batido como para tortilla.
Además la hemos pasado por la batidora, que le da más cremosidad.Solo queda poner la crema en un cuenco resistente al horno y cubrir con queso rallado.Gratinamos.
Servimos con unos pedazos de la calabaza rehogada por encima para dar un poco de textura a la crema. Plato caliente que nos ayuda a entrar en el otoño con el pie derecho.