Se baten los huevos, la leche, el azúcar, el aceite de oliva virgen, el aguardiente y la raspadura de limón en un bol.
Por otro lado se mezclan bien la harina, las gaseosas y la levadura, y se añade a continuación al batido obtenido anteriormente.
Una vez acabada la mezcla, se deja que la masa repose una hora a tempuratura ambiente.
Para poder manejar bien la masa cuando vayamos a hacer las rosquillas, el truco es regar la masa con un buen chorro de aceite y untarse las manos con aceite, asi evitaremos que se nos pegue la masa a las manos.
Cogeremos pequeñas porciones de unos 25-30 gramos de masa, haremos una bola con cada porción , con mucho cuidado para que no se rompa la masa, haremos con los dedos un agujero grande en el centro para que al freir no se cierren.
Pondremos el aceite en una santen antiadherente y se calienta. El aceite para freirlas debe estar en su punto. Ni muy caliente, ni frio. El aceite debe atacar pero no destruir ni quemar la rosquilla.
Se ponen las roquillas en el aceite, que debe cubrirlas por completo, y se sacan cuando cojan un ligero color dorado.
Una vez fritas todas las rosquillas, se dejan escurrir pero sin que lleguen a enfriar. Antes de que esto ocurra, hay que bañarlas en almíbar.