La polenta es una harina de maíz granulada y amarilla con origen en Italia pero que se emplea mucho en algunos países sudamericanos y europeos. Aquí, en mi tierra, no existe mucha tradición y habitualmente no se encuentra en cualquier supermercado aunque si en grandes superficies. A mi particularmente me gusta, por que me recuerda a mi niñez que es cuando la comía habitualmente.
En primer lugar escurrimos los garbanzos y los pasamos por un pasapures. Reservamos. Rallamos la zanahoria y la cebolleta. Esta ultima quedará casi como un puré-zumo.
Poner el agua a hervir con un poco de sal. Cuando empiece a hervir añade la polenta y en cuanto veais que espesa (que será enseguida) añadir el puré de garbanzos.
Agregar la zanahoria y la cebolleta y remover sin parar en el fuego durante 3-4 minutos. Quedará una masa espesa que cuesta mezclarla. Corregir de sal si es necesario.
Retirar del fuego y extender la mezcla en una bandeja, de manera que quede del grosos que tendran las futuras hamburguesas. Yo puse papel de cocina en la base de la bandeja para poder extraerla facilmente después. Dejar enfriar una hora.
Desmoldar pasado este tiempo (o mas) y cortar con un corta partas o un molde redondo.
Por otro lado tostamos en una sartén el sésamo mezclado junto con el perejil y reservamos. Freír las hamburguesas en una sartén con poco aceite. Nada mas retirarlas de la sartén espolvorear con la mezcla de sésamo y perejil.
Servir con una ensalada que es lo que de verdad le pega a este plato.