Empezamos la tarta haciendo el bizcocho: enciende el horno a 190 º para que está precalentado. Prepara un molde de bizcocho de 18 cm. con mantequilla y harina, o mejor desmoldable para que luego puedas usarlo como tope para la tarta.
Separa las yemas de las claras. Monta las claras de huevo a punto de nieve. En otro bol monta las yemas con el azúcar, doblan su tamaño y coge un color blanquecino.
Incorpora la harina tamizada y el cacao y por último integra esta masa con las claras montadas con movimientos envolventes y procurando que nos quede una masa esponjosa.
Distribuimos en nuestro molde y horneamos unos 25 a 30 minutos. Dejamos enfriar para seguir con el resto de la receta.
Ponemos el bizcocho sobre el soporte donde presentaremos nuestra tarta. He usado un aro de aluminio que se puede adaptar a a varios tamaños. Si no tienes, usa el molde desmoldable, pon el bizcocho y ajusta el molde para que nos haga de tope del resto de la crema (puedes verlo en las fotos).
Haremos la cuajada de chocolate blanco. En un cazo ponemos la leche, nata y chocolate blanco hasta que se deshaga sin dejar de moverlo. Se añade el sobre de cuajada y se sigue moviendo. En mi caso para integrarlo bien y que no queden grumos me he ayudado de la batidora y he vuelto a ponerlo al fuego. Desde el principio al fin estamos unos 10 minutos.
Lo dejas enfriar un par de minutos sin dejar de remover y lo repartimos sobre el bizcocho. Se dejará cuajar un poco sin moverlo del sitio y luego lo llevamos a nevera para que enfríe del todo.
Con nuestro bizcocho + cuajada de chocolate blanco enfriando en la nevera haremos la crema de té matcha o mousse. Poner las hojas de gelatina a hidratar en agua fría.
En un cazo tamizamos el té matcha, se añade la nata lentamente mientras lo movemos con ayuda de unas varillas y añadimos la leche.
Se montan las dos claras con una pizca de cremor tártaro y reservamos.
Batimos las yemas y la incorporamos al cazo con la mezcla del té matcha, la nata y leche y aquí he añadido el azúcar. En mi caso lo he puesto en en este momento y azúcar glass. Se calienta a fuego lento hasta que espesa ligeramente. Escurrimos la gelatina y se añade a la mezcla. Con cuidado vertemos en forma de hilo nuestra mezcla a las claras, vamos removiendo con las varillas siempre en la misma dirección.
Sacamos de la nevera nuestra tarta y distribuimos la mousse sobre la capa de chocolate blanco y cuajada. Volvemos a meter en el frigorífico. Ten en cuenta que mínimo deberá estar dos horas en nevera. Y casi os recomiendo que si la tenéis que desplazar esté media o una hora en congelador.
Se desmolda fácilmente. Yo lo he decorado con unas estrellas hechas en casa con chocolate fundido al 70 º y unas bolitas de chocolates.
Un postre muy original, con una presentación espectacular¡ Eso si, el Té Matcha es especial, puede no gustarle.