No hay recetario de cocina griega en el que no aparezca este queso, ni cocina internacional que no lo utilice en alguna de sus elaboraciones. Este queso fresco nacido de la cuajada curada en salmuera, y, en general, de textura untuosa y sabor delicadamente ácido, es un verdadero deleite capaz de realzar el sabor de casi cualquier plato. Si bien es cierto que, lo relacionamos directamente con Grecia, se elabora también en Dinamarca, Bulgaria, Turquía o Rumanía.
Está compuesto generalmente con leche de oveja al que se le añade un 30% de leche de cabra, y su firmeza, textura y sabor diferirá de una región a otra dependiendo de los pastos. Lo que sí es mandatario es que cuando compremos uno, lo hagamos de buena calidad. Notaremos una diferencia notable si usamos uno industrial o uno con denominación de origen.
Es ingenuo pensar que en Grecia existe sólo este queso, no nos podemos olvidar del delicioso kefalotiri (queso añejo); pero, es este lácteo de cabra, semi blando, semi rígido, el estandarte de la cocina básica griega; Y es la versatilidad que ofrece lo que le hace especialmente importante en la gastronomía.
Son casi incontables los platos con los que puede acompañarse: ensaladas, verduras, pastas, pescados, aves, cordero... Y es ideal tanto para comerlo en frío como en caliente, así como para elaborar salsas. La mezcla de este queso con espinacas es un deleite, como igualmente constituye una experiencia gastronómica el trío de pan de pita, ensalada y queso.
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