Preparamos una pasta de croquetas, utilizando los pies de los champis, y unos taquitos de jamón. Una vez rehogados en la sartén, añadimos harina, y cuando esté tostada, vamos incorporando poco a poco leche hasta tener una bechamel espesa. Como esta receta va a ser mi aportación al recetario del concurso de Santa Teresa cuyo plazo de recepción de recetas termina esta noche, utilicé la salsa bechamel de Santa Teresa, que no contiene aditivos ni conservantes, y está bastante buena. A mi gusto es demasiado fluida para hacer croquetas, pero todo es cuestión de reducirla un rato hasta que queda como la necesitemos. Una vez lista, dejamos enfriar y nos ponemos con los champiñones.
Con los sombreros de los champis, vamos a hacer las dos tapas de los "macarons" y para que estén limpias a conciencia, lo que hacemos es pelarlos con un cuchillo afilado, ya que quedan así mejor que si los cepillamos, o los lavamos con un trapo húmedo. Una vez limpios los sombreros de los champiñones, los rellenamos con una cucharada del relleno y ponemos otro sombrero de champi como tapa.
Una vez tenemos todos los macarons preparados, los pasamos por huevo, y por pan rallado y los freímos en aceite muy caliente. Como me gusta mucho el panko, utilicé este pan rallado japonés tan bueno para obtener resultados crujientes. Escurrimos en un plato con papel absorbente y servimos acompañados de una ensalada de tomate. En esta ocasión, tenía en casa tomates verdes y tomates rojos y preparé esta composición tan apetecible.