Preparamos un bizcocho (el que más nos guste o el que mejor nos salga), yo en este caso elaboré uno básico (harina, huevos y azúcar), no utilicé levadurina ya que monté las claras a punto de nieve.
Preparación del tiramisú: Echamos la mitad del azúcar en la nata líquida y montamos hasta que quede muy compacta (debe estar fría y a ser posible en un recipiente metálico frío). Separar las claras y las yemas de los huevos. Montar las claras a punto de nieve
Mezclamos despacio con un cucharón el queso mascarpone y las yemas de huevo, añadiendo el resto del azúcar (no utilizar batidora). Cuando el queso y las yemas estén mezclados juntar con la nata montada y las claras a punto de nieve y mezclar todo bien, pero despacio.
En el café caliente disolver un tercio del chocolate en polvo y echar un chorrito de licor. Abrimos el bizcocho en tres discos y mojamos ligeramente con la mezcla anterior sin dejar que se empapen demasiado porque sino se romperían.
Cogemos un disco de bizcocho y le echamos una capa generosa de la primera mezcla, tapamos con otro disco y volvemos a cubrir con más mezcla. Ponemos el último disco, echamos la mezcla que nos quede y espolvoreamos con el cacao en polvo. Metemos en la nevera. Mejor prepara esta tarta de un día para otro, porque fresquita se saborea mejor.