Mientras que la panadera rellenaba su función es consagrado a las cebollas caramelizadas. Mude la piel y tengo corte en una juliana, poner en un sart con un poco de aceite y sal dorando y saltando hasta que ellos fueran blanditas.
En seguida, añada 4 cucharadas de azúcar y después de haberlo removido bien, un avión a reacción de Oporto. Deje reduciéndose y caramelizando hasta que se quedara según gusto. El olorcito muy rico impregnaba la cocina y la casa entera.
Una vez acabada de amasar el focaccia y para poder presentarla mejor, distribuya la masa en porciones individuales y deje descansar un poco antes de los enfourner.
Una vez aparte del horno, pero todavía se calienta, remójese con sobrasada. Freír los huevos y disponga por encima.
Cubrir con una rebanada de queso havarti. El topping final fue la cebolla caramelizada en el Oporto. Un golpe refractario para que se confunda el queso. Y emplatar.
En el corte podéis apreciar cómo salía la yema y lo impregnaba todo.