Empezaremos preparando la espuma de San Simón, para ello ponemos la leche en un cazo e introducimos las cortezas del queso.
Aprovecharemos entonces una de las pocas virtudes de la vitrocerámica, poder disponer de una baja temperatura constante poniendo el fuego al mínimo.
Para aquellos afortunados con cocina de gas, pueden meter el cazo en el horno 60º-70º.
El pan del bocata lo vamos a sustituir por masa quebrada. Sólo hay que descongelar la placa, estirarla un poco con el rodillo y espolvorear por ambos lados con un poco de sal negra y semilla de amapola.
Presionamos con las manos o con el rodillo para que se integre y pinchamos con un tenedor para que no suba.
Seguidamente cortamos en tiras gruesas e introducimos 15-20 minutos en el horno precalentado a 200º.