Lo primero que hacemos es cocer los huevos y las patatas, si habéis decidido incluirlas en este plato. Ya sabéis el tiempo de cocción de la patata dependerá del tamaño de la misma y la cocción del huevo será de 10 a 15 minutos en función del tamaño.
Mientras tanto comenzamos a realizar la bechamel en la que luego se echarán los huevos. En mi caso para la bechamel suelo emplear aceite de oliva en vez de mantequilla, pero como es una receta alemana cabe señalar que en estos países se utiliza más la mantequilla que el aceite y por eso en este caso la he realizado así.
Echamos la mantequilla a un cazo y cuando esté derretida, añadimos la cucharada de harina, comenzamos a dar vueltas con una cuchara de madera de forma enérgica para que no se hagan grumos y poco a poco vamos añadiendo la leche. Yo deje la bechamel bastante espesa, pero si queréis que quede más líquida podéis añadirle un poco más de agua, esto va al gusto del consumidor.
Echamos la mantequilla a un cazo y cuando esté derretida, añadimos la cucharada de harina, comenzamos a dar vueltas con una cuchara de madera de forma enérgica para que no se hagan grumos y poco a poco vamos añadiendo la leche. Yo deje la bechamel bastante espesa, pero si queréis que quede más líquida podéis añadirle un poco más de agua, esto va al gusto del consumidor.
Como ya os comenté decidí utilizar otros dos ingredientes para completar el plato: un par de salchichas y una pequeña patata cocida, lo cual también lo bañe con la bechamel. Un plato muy sabroso que podéis tomar para desayunar, comer o cenar.