Potaje de vigilia {receta tradicional de semana santa}
Potaje de vigilia {receta tradicional de Semana Santa}
También se le conoce como potaje de garbanzos, bacalao y espinacas. Es una receta tradicional en Semana Santa, y de la que hay 523.141 variaciones en internet. Es un potaje muy sencillo, nutritivo, barato y riquísimo.
Primero dejamos preparadas las albóndigas. Escurrir el bacalao muy muy bien para que no tenga nada de agua cuando hagamos las albóndigas. Seca las migas, si es posible también con papel de cocina, exprimiendo bien para escurrir toda el agua.
En la picadora ponemos el bacalao, la cebolla y el ajo y trituramos hasta formar una pasta (pero no te pases triturando, que queden trocitos). Lo volcamos en un bol y echamos los huevos, mezclamos bien y a continuación agregamos el pan rallado hasta conseguir una pasta que puedas manejar a la hora de formar al albóndigas. Yo necesité 6 cucharadas. No le pongas sal en este momento.
Formamos las albóndigas y las freímos o las metemos al horno a 200ºC durante 20 minutos. A mitad de tiempo, damos la vuelta para que se hagan del otro lado.
Luego hacemos el sofrito. En una sartén pon 2 cucharadas de aceite aproximadamente y sofríe la cebolla durante 15 minutos para que esté bien blandita. Añade un poco de sal para que le ayude a sudar y así evitar que se queme. Si ves que se te va quemando añade chorritos pequeños de agua. Una vez que la cebolla esté blanda añade el tomate y sigue cocinando durante 10 minutos más.
Ahora vamos con los garbanzos. Si tienes olla rápida, se ponen los garbanzos en la olla en agua caliente (2 dedos por encima de los garbanzos). Cuando la segunda anilla naranja suba, bajar el fuego al mínimo y cocer durante 10 minutos. No se cuecen del todo porque luego las terminaremos de cocer en los siguientes pasos.
Cuando pasen los 10 minutos, retirar del fuego y dejar enfriar hasta que pierda suficiente presión para poder abrir la olla.
Añade a la olla el sofrito y las patatas cortadas a trozos. Probamos de sal y volvemos a cerrar la olla. Dejamos 2 minutos una vez que sube la 1ª anilla naranja. Pasado este tiempo retiramos del fuego y dejamos enfriar lo justo para que pierda presión y podamos abrirla.
Añadir entonces las espinacas para que con este calor reduzcan su volumen (recuerda que las espinacas tienen mucha agua y al cocinarlas se quedan en nada). Añadir las albóndigas y dar de nuevo un hervor al potaje, 5 minutillos de nada, lo justo para que se mezclen en el guiso a base de movimientos muy suaves para evitar que se rompan los garbanzos y la patatas. A mi no me gusta cocinar mucho la espinaca, porque si no se queda como si fuera babilla, muy blandurria. Pero eso va al gusto de cada cual
Antiguamente en época de Cuaresma (40 días) la iglesia dictaba la "vigilia" en la que se prohibía comer carne, y esta prohibición se extendía a todos los viernes del año. Según he leído en la web de "El Comidista" los cocidos viudos eran los platos básicos de la cocina cuaresmal, que dependía de la posesión de la bula de carne o de Santa Cruzada para no tener que hacer ayuno todos los días. A quien sí la pagara, la bula le permitía ayunar tan sólo Miércoles de Ceniza y Viernes Santo y comer con vigilia el resto de viernes cuaresmales. El “comer de viernes” era obligatorio y azuzó la imaginación de los cocineros para crear platos contundentes sin necesidad de carnes.
La estrella de los viernes era el potaje de vigilia, hecho con los ingredientes disponibles en las despensas castellanas: legumbres, verduras y bacalao. El pez embalsamado salvaba la papeleta a quien no tuviera a mano pescado fresco y servía lo mismo para un roto que para un descosido. Bacalao con patatas, bacalao en salsa, tortilla de migas de bacalao o sólo su piel metida en la olla para darle gustico y espesor.
Ahora, con los precios del bacalao seco, ya no se cocinan estos platos tan alegremente. Es increíble pensar que antiguamente el bacalao seco era comida de pobres que no podían permitirse comprar pescado fresco... vete tú ahora a comprarlo. Te dejas un riñón, sobre todo con los lomitos de bacalao.
A mi me gusta hacer recetas típicas de un tiempo del año: Roscón de Reyes y torrijas, por ejemplo... porque eso las hace especiales y que las cojas con gusto cuando llega su momento. Si las hiciéramos siempre que quisiéramos a lo largo del año ya no serían recetas especiales, les quitaríamos esa cosilla de cocinarlas una vez al año. Así lo veo yo.
Qué alegría me das