Partimos de que hemos cocido, ya, las patatas y las tenemos cortadas en láminas. Forramos con papel de aluminio, una bandeja de horno.
Ponemos una capa de patata laminada, otra de jamón york y un buen puñado de queso y así seguimos hasta que se nos acabe la patata o hasta que nos hartemos, claro.
A parte, en una sopera pequeña, ponemos la nata, le añadimos la sobrasada y el pimentón. Dejamos que se deshaga la sobrasada y se integre, bien el pimentón en la salsa. Esta salsa la volcamos encima de nuestras patatas y, por encima, le ponemos aún más queso.
Metemos al horno a gratinar y, cuando el queso se ve tostado ya tenemos el plato.