Partiendo de unas sardinas bien fresquitas, les quitamos la tripa y la cabeza. A continuación empezamos metiendo el dedo pulgar por la zona del vientre para separar la espina de la carne.
Seguimos bajando hasta llegar a la cola. Hacemos lo mismo por la otra parte de la espina y tiramos de ella con cuidado de que no arrastre carne consigo. Una vez llegamos al final, tiramos fuerte y se desprende totalmente.
Las zonas laterales de la sardina se cortaran con una tijera para eliminar las pequeñas espinas que quedan en el vientre. Se lavan y se dejan escurrir bien. Salamos y reservamos.
Mientras vamos preparando la base de patatas y cebolla. Cortamos las patatas en rodajas finas y la cebolla en juliana. Freimos ligeramente y escurrimos.
En una cucharada de aceite pochamos la otra cebolla picada pequeñita junto con el pimiento rojo.
Añadimos una pizca de sal y perejil picado y dejamos hasta que esté blandita.
Ponemos la capa de patatas en una fuente resistente al horno.
Sobre ella, cuatro sardinas abiertas y sobre éstas, una cucharada de la fritada.
Sobre el picadillo de cebolla/pimiento/perejil, colocamos una loncha de jamón serrano.
Cubrimos con otra sardina y espolvoreamos con pan rallado.
Vertemos un chorrito de aceite de oliva sobre las sardinas e introducimos a horno precalentado a 180º durante unos 15 minutos.
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