Pre-calentamos el horno a 200 grados. Calentamos una taza de agua en el microondas y, cuando la saquemos, inroducimos la pastilla de caldo de verduras sin gluten para que vaya disolviéndose poco a poco sin más complicaciones por nuestra parte.
Cubrimos la bandeja de horno con papel albal y ponemos los tomates partidos en gajos, la cebolla en rodajas y el pimiento y la zanahoria en juliana, repartidos por toda la bandeja. Situamos en medio el bloque de carne que habremos salpimentado previamente. Echamos encima de todos los ingredientes un poco de aceite en spray, la sal y un poco de romero.
Removemos la taza en la que habíamos disuelto la pastilla de caldo -para asegurarnos de que se quede bien- y añadimos a la bandeja. Rellenamos de nuevo la taza con agua y lo derramamos nuevamente en la bandeja. Si tenéis vino blanco, podéis poner dos dedos de vino disueltos en esta segunda taza. No lo especifico en los ingredientes porque yo casi nunca lo hago así.
Dejamos al horno a 180-200 grados durante 40 minutos aproximadamente, le damos la vuelta a la carne y dejamos otros 30-40 minutos. Si vemos que se está quedando completamente sin líquido, añadimos una tercera taza. Volvemos a dar la vuelta y comprobamos que la carne esté hecha por dentro. Si es así, la sacamos; aunque si os gusta la carne muy hecha podéis dejarla un poco más. El punto final depende de vosotros mismos.
Sacamos la carne del horno y la cortamos en rodajas de 2 cm más o menos; reservando todo el líquido que expulse en un vaso. Ponemos en un vaso de la batidora las zanahorias, los tomates, los pimientos, las cebollas y el líquido que haya sobrado en la preparación y 3 ó 4 cucharadas soperas del líquido que ha soltado la carne. Batimos hasta que se quede todo triturado y bien mezclado. Probamos para corregir el punto de sal y, nuevamente al gusto, vamos añadiendo el líquido de la carne y batiendo la mezcla hasta que la salsa coja la textura que más nos guste. Cubrimos la carne con ella y servimos.