Comenzamos picando la cebolla bien finita, para que nadie proteste si se encuentra trocitos, y hacemos lo mismo con el ajo y el pimiento verde.
En una cacerola con tres cucharadas de aceite comenzamos a pocharlos a fuego medio-bajo, hasta que empiecen a sudar. Pelamos las zanahorias y las cortamos en trozos de un centímetro aproximadamente y las echamos con el resto de la verdura.
Mientras se va pochando todo, cortamos la carne en trozos pequeños, ya que normalmente el carnicero los habrá cortado demasiado grandes. Aprovechamos para quitar las grasas y trozos más feos.
Salamos la carne y la añadimos a la olla, removiendo hasta que se haya cambiado su color. En este momento, incorporamos una cucharada de harina o si preferís de maicena, y la removemos bien con todo el contenido de la olla para que se reparta bien.
Añadimos ahora las especias. Unas ramitas de romero, 2 hojas de laurel, 1 pizaca de pimentón, 20 bayas de pimienta negra y 4 clavos de olor.
Apartarlas, pero si no queréis encontrarlas podéis echarlas dentro de una bolsita o un colador de té y así retirarlas después sin problema.
Además de las especias, echamos 100 ml de brandy y 3 cucharadas de vinagre de vino, dejando que se evapore su alcohol. Seguidamente añadimos caldo de carne casero hasta cubrir la carne.
Con el caldo, podéis añadir si queréis el poquito de picante. En cuanto a la cantidad de caldo, no tiene que quedar navegando, sino justo al ras de la carne, porque si no la salsa no quedará espesita, sino que será como una sopa. Aquí podéis ver cómo preparar un caldo casero
A partir de ahora, tiene que cocer tapado, durante entre 1 hora y 90 minutos en una cacerola tradicional.