Empezaremos añadiendo un chorrito de aceite en una cazuela y dejamos que se vaya calentando a fuego medio. Mientras se calienta el aceite, vamos a limpiar los muslos de pollo, le quitamos la piel y el exceso de grasa que pudiera tener. Una vez limpios, los salpimentamos al gusto y los añadimos a la cazuela para que se doren.
Mientras se dora el pollo, vamos a trocear las verduras. Cogemos un par de dientes de ajo y los troceamos en trocitos pequeños y a medida que vamos troceando las verduras las vamos dejando en un plato. Ahora cogemos una cebolla o cebolleta y la troceamos también en trocitos pequeños. Ahora, pelamos un par de zanahorias y las troceamos en rodajas ni muy finas ni muy gruesas, más o menos de este tamaño. Por último, cogemos un pimiento rojo y lo troceamos en cuadraditos.
Cuando el pollo ya se ha dorado por todas partes, lo sacamos a un plato y reservamos. Y en esa misma cazuela sin limpiarla ni nada, añadimos las verduras troceadas, le ponemos sal y pimienta al gusto y dejamos que se vaya pochando a fuego medio.
Cuando las verduras ya están pochadas, añadimos un par de cucharadas de harina, cocinamos la harina durante un par de minutos. Así conseguiremos que la salsa tenga más cuerpo.
Después añadimos el romero, el pollo y el jugo que ha soltado el pollo también lo añadimos, añadimos la cerveza y un par de hojas de laurel. Dejamos que se cocine a fuego medio durante unos 35 o 40 minutos, así conseguiremos que se cocine el pollo y la salsa reduzca.