Con las cabezas y las cáscaras de los langostinos, un poco de verdura (1 puerro, 1 zanahoria, 1 nabo, apio) y si se tiene un resto de otro pescado., hacemos un caldo de pescado, hirviéndolo todo 20/30 minutos.
Ponemos las setas deshidratadas en un recipiente con agua, para que se hidraten durante una hora. Si usamos setas frescas, las limpiamos bien. Guardamos el agua de las setas para mezclar con el caldo de pescado.
Partimos los langostinos en dos ó tres trozos cada uno, dependiendo del tamaño. Cortamos los níscalos en trozos y la cebolla en brunoise. Ponemos aceite en una cazuela y pochamos la cebolla, cuando esté transparente y hecha, añadimos los langostinos y las setas y rehogamos.
Añadimos ahora el arroz y lo mezclamos bien con los demás ingredientes, de manera que los granos se cubran de aceite. Echamos el vino blanco, y removemos sin parar hasta que se absorba todo el líquido. En este momento echamos la sal al gusto. Empezamos a echar el caldo bien caliente en cucharones, esperando que empape uno para echar el siguiente. No dejamos de remover en ningún momento.
Pasados unos 20 minutos, el arroz ya no admitirá más líquido. En ese punto, le echamos la nata, removemos un poco más y terminamos añadiendo el queso rallado, mezclándolo bien con el arroz. Este arroz es una variación más de los risottos italianos. A mi me gusta de todas formas, con cualquier ingrediente.
De segundo plato comimos unos entrecots de ternera maravillosos, con pimientos verdes, patatas fritas y Salsa Bearnesa. Si no habeis probado esta salsa, no os la perdáis, porque es deliciosa. Los entrecots están hechos a la plancha con sal maldon. Al gusto de cada uno, desde muy hechos a poco hechos, toda la gama.