La comida tiene la facultad de variar su sabor según la combinación de elementos que haya en nuestro paladar. El vino, es un acompañante que consigue cambiar radicalmente el sabor de un queso, de un jamón o de una carne. Los vinos tintos con sabores fuertes, necesitan de una comida contundente, como una fabada o un cordero al horno. Los pescados aceptan sabores de vinos más afrutados como los blancos y algunos rosados espumosos. El vino ha formado parte de nuestra cultura culinaria desde tiempos remotos y hoy en día no extraña su presencia en cualquier comida, en donde la buena compañía, mejora aún más su sabor.
¿Te imaginas convertir una botella de vino de 3 euros en una experiencia gourmet con solo un toque mágico? Suena increíble, ¿verdad? Pues no lo es. Existe un truco traído directamente desde Japón que podría cambiar la manera en que disfrutas tu vino... ¡Y es tan...
Beber alcohol es una práctica habitual en muchas culturas, pero es esencial comprender que cualquier bebida alcohólica tiene efectos perjudiciales para la salud, especialmente si se consume en exceso. Sin embargo, algunas bebidas pueden considerarse menos dañinas...