La mermelada pertenece al universo de las conservas y, como tal, la esteriliación será un paso imprescindible para su conservación. Una mermelada de calidad ha de preservar el sabor de la fruta y su textura ha de ser untuosa, es decir, ni muy líquida ni muy dura, y su color, aunque varíe según la fruta utilizada, será siempre brillante. El secreto de una buena mermelada reside en encontrar el equilibrio perfecto entre sus ingredientes: fruta, azúcar (tradicionalmente a partes iguales), a las que se le añade un ácido (normalmente limón) y pectina, con la que se conseguirá la consistencia. Esta es una de las diferencias fundamentales que encontraremos respecto a las otras dos salsas que describiremos a continuación.
Estrictamente, el término de mermelada se reserva únicamente a la conserva elaborada con fruta cocida y azúcar; aunque su uso, no del todo correcto, se ha extendido también para nominar otro tipo de confituras que van más allá de las frutas; así, encontramos elaboraciones de otras verduras y vegetales como por ejemplo las mermelada de pimientos, mermelada de cebolla, de calabaza, de rocoto...
En nuestro imaginario, la mermelada está asociada a una rica tostada por la mañana o a un sugerente postre en la merienda; Y por suerte, existen infinidad de recetas dulces que se elaboran con ellas: brazos de gitano, creps, tartas... aunque, cada vez más, las veamos acompañando a platos salados para encontrar un interesante contraste de sabores. Una mermelada de higos irá fenomenal con un queso curado, o una ensalada irá bien con una vinagreta de mermelada de frambuesa, un magret queda genial con mermelada de naranja amarga, etc.
El chutney, también llamado chatni, encuentra su origen en la India. Se trata de una salsa de marcado sabor agridulce, que se elabora con verduras o frutas que se cuecen en vinagre y azúcar y a las que se le añaden especias aromáticas. Hay muchas formas de elaborar un chutney, ya que depende mucho del gusto del que lo cocina; Así que, vamos a encontrar algunos con una textura fina y tamizada y otros que tendrán pedacitos; los hay de sabor suave o, por el contrario, muy especiados y picantes. Entre los condimentos que más suelen utilizarse en su elaboración encontramos la canela, las guindillas, el comino, el clavo,jengibre...
Entre los chutneys más populares se encuentran los de coco, calabacín, tomate, berenjena...
El coulis es, al igual que el chutney, un tipo de salsa; en este caso, encuentra su origen en la cocina francesa. Se trata de un jugo, dulce o salado, que se obtiene tras triturar ciertos alimentos que han sido cocinados con el propósito de concentrar su sabor; esta mezcla hay que colarla o tamizarla con la intención de obtener una crema de textura muy muy fina con una concentración de sabor máxima. Un coulis, puede ser más o menos dulce, ácidos o especiados y se pueden servir tanto fríos como calientes. Si quieres saber cómo hacer un coulis pincha AQUÍ
Son especialmente populares los coulis de frutas ya que además de darle un gusto estupendo a los postres ofrecen infinidad de posibilidades en cuestión de decoración.
Muy clara y específica la explicación, se logra entender claramente las diferencias entre estos tres productos
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